Son invisibles si no quieres verlos. Pero están. Sin techo, sin hogar, ellos se buscan cartones para sobrevivir.
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NUESTRO VIEJO Y QUERIDO JUAN (y II)
Luego de haber visto comulgar a Juan, algunos días después, leía en titular: “Rouco firma el cierre de la parroquia roja de Madrid”. http://www.sancarlosborromeo.org/
No sé cómo se lo monta la jerarquía eclesiástica de este país de un tiempo a esta parte, pero, al contrario de las Bienaventuranzas, casi siempre sus declaraciones rezuman desesperanza.En las Bienaventuranzas, los que sufren, los perseguidos, las prostitutas… son los primeros en los cielos; pero se ve que en las iglesias no. A las iglesias se va para pedir por los bienaventurados. Claro, que, si éstos son los primeros, ¿para qué habrá que pedir por ellos?Y resulta lo incongruente: Los primeros en los cielos son los que están afuera en las escalinatas de las iglesias pidiendo a los que salen de pedir por ellos. Dentro de las iglesias es difícil verlos y, cuando están, cierran y los echan para hacer con ellos “justicia socal”.Al final lo que sospechas es que lo que está en juego es el poder, proteger su poder.Y ya se sabe: El poder casi nunca es compasivo.