Cuántas veces, refiriéndose a las personas que están en la calle, hemos oido decir frases semejantes a ésta:
“Sí…, pero hay muchos que no se dejan ayudar y no quieren ir a ningún sitio…”
Y es verdad. Es como si ya estuvieran bien así…, pero…
Siempre hay un “pero” que condiciona y que, si no lo sabemos definir, como casi siempre, nos quedaremos en las apariencias.
Yo antes me haría una pregunta:
– Cuando el primer día en que se encontró en la calle ¿era eso lo que deseaba?
A lo mejor nos pensamos que ya desde niño, en sus fantasías de qué iba a ser cuando fuese mayor, ya soñaba en ser un indigente, que iba a dormir en la calle, sucio, buscando entre las papeleras, despreciado por todos y que, borracho, iba a ser el hazmerreír de los demás niños, además de pegado, robado y maltratado por los otros adultos.
Seguramente que es por esto que esta gente no quiere nuestra ayuda: ¡Por fin han conseguido ser lo que ya de niños soñaban ser!…
Qué disparate!… ¡Pues pensemos entonces más allá de las apariencias!…