Hoy escribe Gabriel (3)

COMPROMISO

Hablando con un compañero, le afirmaba que la sociedad no es que no haya alcanzado la madurez, sino que tan sólo llegaba a la edad  infantil.
Me basaba en que debía de haber un compromiso entre la sociedad y el individuo en el que ambos guardasen la seguridad de su existencia.
Venía a cuento esto porque hablábamos de los que, como yo, nos hemos visto automarginados y vivido sin techo.
«No tengo yo -me decía- por qué pagar los platos rotos de quien se ha pasado la vida tonteando hasta acabar con un cartón de vino, mientras yo me pasaba toda la vida trabajando.»
Estaba de acuerdo con él en que era la respuesta a un problema de lo más a la ligera y sencilla que podía dar. Ya que esa forma de vida es perpetua desde que el mundo es mundo.
No hay ni existe diferencia alguna en los perfiles de los que hemos vivido en la calle de los que llevan una vida más cómoda. Personas que han convivido o trabajado juntas, han visto separados sus caminos porque el cuerpo de uno se ha visto cogido entre los tentáculos del vino, las drogas o el juego, mientras el otro ha sabido navegar -a veces sin saber cómo-, sin verse afectado.
¿Por qué?. Unos, quizás, buscando el punto para atreverse a ser más deshinibido, más lanzado, creándose un mundo aparte, hasta que llega un día que ese punto le sobrepasa… en el trabajo, en su casa, con los amigos… Y busca fuerzas y ánimos en lo que, cada vez más lejos, lo separa de la sociedad.
Si es una soledad buscada, lo pasa mal, pero sin quejarse en demasía, ya que no encuentra apego en quienes lo han dejado separarse de ellos a veces por miedo o tan sólo por no verse acompañado de un borracho.
Eso crea un callo en su ánimo que lo endurece. Que lo resabia si es violento o lo deprime si su manera es pasiva o noble. Pero en ambos casos se quejan de la soledad sin querer compañía. Siendo duro, para quien intenta alejarlos de la calle, hacerles vivir de nuevo sensaciones grises y blancas hasta alejarles del negro, que no vemos por ser demasiado grande.
Por ello la sociedad debe de tener el compromiso de velar no tan sólo por los que producen, sino por los que en el camino han tenido una o mil caidas.
«Eso está bien, pero no con mi dinero, diría mi compañero»
No es con tu dinero, sino con el conjunto de la sociedad, porque, como yo, se puede ver tu hermano, tu padre o tu amigo.
Aparte de que la verdadera sociedad del bienestar es el lema mosquetero de «uno para todos y todos para uno». ¿A caso no te cansas de ver gente durmiendo en los portales, en los bancos, en casas abandonadas, o cerca de tu misma casa?… Te dan pena y temor al mismo tiempo, sin saber que es el mismo miedo el que ellos tienen a que se orinen sobre sus cartones o les intenten robar o hacer daño o que tú mismo llames a la policía para que los echen.
¿No te satisface a caso ver que esa plaza, en la que tantas veces los ves bebiendo, se encuentre vacía, porque sabes que alguien les ha abierto una puerta? Puerta que al principio les cuesta abrir porque no se fían de nada ni de nadie. Porque seguramente lo que le pedirán será romper con esa vida, desconocida para muchos, pero en la que se encuentran libres en el mundo que se han creado.

Un comentario en “Hoy escribe Gabriel (3)

  1. Creo que es cierto, ese mundo para muchos, diría más bien para la mayoría desconocido, tan solo nos atrevemos a criticar, a decir: ¿porque no se pone a trabajr?¿ porque no va a un albergue a dormir en vez de hacerlo en un cajero?….es más facíl pasar de largo, ignorar, porque esas personas huelen, están sucias, dan mal efecto, y pasamos por su lado mirando tan solo de reojo, para ver si cuando pasamos se nos acercan, no, no nos gusta que nos vean con esa clase de personas, pero alguien se ha preguntado que hay detrás de esa personas, de esa vida, como vivía hace tres años, si tiene familia, si tiene estudios, si tiene corazón. Nadie, nadie en absoluto se lo pregunta, porque los rechazamos sin preguntas ni respuestas. Es como un tick, como un movimiento involuntario que nos da el cuerpo. Pero en realidad si nos podría suceder lo mismo, a nosotros, a un hermano, un hijo, un padre. Entonces sería diferente, porque nos tocaría la fibra. O haríamos como muchos, los abandonaríamos a su suerte porque «que vergüenza que vean a mi padre, hermano, hijo en ese estado, con la posición que tengo en la sociedad». Nos alejaríamos como cobardes, como si estuviéramos expuestos a una enfermedad contagiosa. Es todo una verdadera falsedad, las personas no quieren problemas, no quieren verse rodeadas de ciertas personas que han tomado un rumbo diferente en su vida, o que la vida las ha hecho naufragar en un mar de incomprensión, de maldad, de violencia.Es muy bonito hablar, porque hablar es gratis, pero en realidad ¿que hacemos por ellos?….nada.
    Un saludo cordial marola77

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