LO QUE DUELEN LAS MIRADAS

El hacer calle a veces, sólo a veces, se hace difícil.

Sobretodo cuando te cruzas con según qué mirada que, como en una gran pantalla, te deja entrever lo más profundo de su persona.
Es entonces que todas tus grandes razones y todas tus razonadas seguridades, se quiebran y se diluyen en el dolor de tus sentimientos.
Porque, detrás de la mirada, está la súplica, el desencanto, la mentira, la desesperanza, el abandono, los miedos…, la RENUNCIA…

Un día Jon, todo un técnico en informática, con el que da gusto hablar, debajo de su puente nos decía :

– Enrique, Alex, mi compañero, que duerme aquí, a mi lado, y que ha recorrido medio mundo, ahora es un INDIGENTE.
Y lo es, porque él HA RENUNCIADO.
Yo no soy un indigente, porque yo aún quiero salir…

Y nosotros estamos en la calle para que no renuncien, para que no se sientan indigentes.

Pero hoy me han mirado treinta y cinco años de desesperanza:

«¡Por favor, ayudadme…, no me dejéis…»

Y me ha costado aguantar su mirada.
Y es que cada vez que veo a Joana, me duele su mirada.
Joana tiene unos ojos azules preciosos y es madre por dos veces: Uno -según me contaron- se le murió de chiquito en un accidente, del otro… no sé si sabe…
Y en su mirada veo, o me imagino ver, toda su angustia que intenta derramar en el alcohol. Y esa angustia llena de vino, la transforma en súplica gangosa hacia quienes cree que se la pueden quitar.

Pero ¡yo no puedo quitársela!

Joana, ahora, está en un albergue. El equipo del SIS del Ayuntamiento le está haciendo el seguimiento adecuado, no la dejan. En este momento, según nos dice, espera plaza para desintoxicación… Otra más. Hace algunos años ya pasó por ello…
Es todo lo que, por ahora, podemos hacer. Hay que esperar. Lo sé, ya está.

Pero la mirada me hace herida, no lo puedo evitar.

No, Joana, no te vamos a dejar…; pero tú… NO RENUNCIES, NO TE HAGAS INDIGENTE. 

 

3 comentarios en “LO QUE DUELEN LAS MIRADAS

  1. Las miradas como las de Joana me hacen daño sobre todo porque te están pidiendo cosas que tú ni nadie les pueden dar. Esas miradas te buscan como «salvadores» y tú sabes que son ellos los únicos que se pueden salvar. Y volvemos al discurso de lo URGENTE y de lo IMPORTANTE: Nosotros les podemos sacar de lo URGENTE, que seguramente es lo que más nos agobia a los «legos», a los que estamos fuera; pero lo IMPORTANTE, el que encuentren «razones» para seguir viviendo… eso es cada cual quien se ha de espabilar para encontrarlas. Y a veces, consiguiendo lo URGENTE, les hace descubrir otra vez los por qués de estar donde estaban… y vuelta a empezar…
    Nada haremos si no somos capaces de ayudar a que encuentren lo que realmente pueda ser IMPORTANTE para ellos, no para nosotros. Aquello que les devuelva las ganas de vivir y de luchar y de ser alguien…
    Por eso las miradas como las de Joana me hacen daño, porque me siento impotente.

    Un abrazo,

    Enrique

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  2. És dur aquest text…
    Però avegades, i fent-ne referència, penso que fan mes mal les mirades d’alguns individus «anomenats normals» (per una gran part de la societat, i és que ho poso així perquè encara no he descobert quina és la normalitat que diu la gent… la que viu ella?… la que visc jo? per mi no ho és de normal la seva realitat… ni tan sols ho és la meva cada cop que observo tot el que m’envolta…) però be, això ja sería un altre tema!

    Doncs, «lo dicho», que a mi moltes vegades em fan mes mal les mirades de qualsevol persona, més que les que directament t’estan demanant a crits que l’ajudis… que és una persona vulnerable… que veu que no se n’ensurt… que veu que no és res… que simplement sense adonar-se’n (o si!), és invisible a la resta del món i m’atreveixo a dir, que comença a ser invisible per ella mateixa!

    Hi han mirades d’egoisme, de superioritat, de… a mi aquestes em fereixen molt més… siplement, perquè ells sòn els qui menys ajuda volen.

    Potser la gent que viu al carrer està anys sense voler ajuda… però veue algú que s’hi acosta (per més que el rebutgi) dins seu no es deu quedar indiferent… dins seu, està rebent ajuda i poc a poc la va acceptant fins que els educadors de carrer acabeu treient un somriure perquè us ha saludat o simplement us hi heu pogut acostar sense rebre 4 crits !!!

    De totes maneres crec que tens molta raó… que hi han mirades tristes i pobres i desesperades que fan molt mal (avegades només cal que ens mirem a nosaltres mateixos per veure la mirada que tenim quant ens rebotem contra el món «sense motiu»…)

    Fins molt aviat!

    Tina.

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