A mis sesenta.
A nuestros sesenta.
Con el pelo encanecido.
Sentir que nuestras puertas no se cerraron
y que las ventanas siempre quedaron
abiertas a nuevos aires
que renovaron nuestra casa…,
nuestras vidas…, dando,
a muchos silencios, palabras,
respuestas a muchas dudas,
a temores y miedos, esperanzas…
Y tú y yo, sin certezas,
pero con convicciones de lucha,
mirando a la gente a la cara,
buscando su dolor y sus dudas…
Y tú y yo, sin certezas,
sufriendo también sus desesperanzas…
A mis sesenta.
A nuestros sesenta.
Con el pelo encanecido.
Cuando aún sigues vivo
y sientes que arde tu piel
y que la vida merece tu vida
y que la esperanza anida en ti
porque es posible la utopía…
Cuando todavía crees en Dios,
porque sigues pensando que el hombre
es capaz de aproximarlo
al hacer sentir en el otro
el amor y la justicia ….
Hacen que ahora, como entonces, hoy
aún me sea fácil decir que te quiero.
Hermosa declaración, sincera y profunda para cuando se llevan tantos años navegando en el mismo barco. Gracias por tus palabras de experiencia que infunden nuestra esperanza.
Un abrazo para ti y otro para esa persona que tanto quieres.
Ruth.
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