SAID, EL «ILEGAL», HA MUERTO

Hoy ha muerto otra persona en la calle. Se la encontraron tirada en la acera. Sus compañeros de calle reclamaron una ambulancia, pero  llegó muerta al hospital.

Del hospital nos informaron: en algún rincón de sus bolsillos encontraron la dirección de Arrels.

Era Said, el “ilegal” de 49 años del que hablé el otro día. No ha esperado a que le quiten la tarjeta sanitaria y se ha muerto. Su corazón le dejó de latir.

El martes pasado, como hacíamos cada martes, habíamos estado con él. Había vuelto a beber y eso que llevaba muchos días, meses…, sin hacerlo: le daba miedo morirse. Tenía el corazón muy mal y también los riñones… y el hígado…; pero especialmente el corazón. Desde hace meses le acompañaba al médico, a los médicos: le llevaban tres. Tenía que tomarse cinco tipos de medicinas y lo hacía, pero, cuando bebía, no; se dejaba llevar…

Este martes, como cada martes, nos recibió con una sonrisa en la cara. Se le encendían los ojos cuando me veía: “Enrique, tú eres mi única familia… Tú también, Puri”, nos decía, mientras lloraba de agradecimiento y de miedo.

No estaba bien, él notaba que no estaba bien, pero no quería dormir en pensión. “Said, le decíamos, si te encuentras mal, si te fatigas o notas que el brazo y la lengua no te los sientes, vete de urgencias”. Ya había pasado en otras ocasiones y los compañeros habían llamado para que se lo llevaran.

Un día nos pidió poder ducharse y desde entonces cada jueves iba al Centro abierto de Arrels y allí se duchaba y se cambiaba de ropa. Solía ir siempre muy limpio. Este jueves nos consta que también se duchó y a la mañana siguiente nos avisaron que estaba muerto en una acera…

¡Qué de injusto es morir solo, tirado en una acera!

Lo sabes…, te lo dices…: hay personas que presientes que morirán en la calle y Said tenía todas las cartas…, pero eso no quita el pellizco de dolor que sentí dentro de mí cuando me dieron la noticia… Han sido muchas horas de compartir con él sus miedos y nuestras impotencias: las suyas, que no acababa de querer salir de sus miserias y las mías, de no poder hacer nada que Said no quisiera… Me queda, eso sí, el orgullo de sentirme querido por él, de que me llamase “su padre” a falta de alguien que le supiera querer. ¿Su familia…? se quedó perdida en su país y encerrada en su pensamiento, aunque un día la tuvo…Puri, Ignasi, Anna, Nuria, Miquel, yo… éramos el único hilo que le quedaba de esa telaraña que es la vida y al que él se agarraba con todas sus fuerzas.

Tiene sentido lo que estoy haciendo. Said ha muerto y lo ha hecho en la calle y eso me duele, como me duelen todas las soledades, aunque sean “ilegales”, porque las soledades no saben de razas, ni de países, ni de religiones, ni de clases… Pero ha sido nuestro “estar”, nuestro “silencio”, nuestra “escucha”, nuestra “estima” lo que ha ayudado a Said a vivir. Said no salió de la calle, pero estuvimos con él en la calle. Él notó nuestra compañía y nuestro cariño hacia él, incluso a ese Said a veces borracho y pendenciero. Esta cercanía y cariño le dio la confianza suficiente como para querer compartir con nosotros su miedo a morir, su miedo a estar solo y a luchar con esperanza: “Enrique, ahora estoy mejor: las medicinas, el no beber…; pero, Enrique, es que son ¡tantos años de tanta bebida…!”

Me gusta el saludo que nos hacen los musulmanes: después de darte la mano se la llevan al corazón. Yo la he incorporado a mi forma de saludar y así lo hacía con Said siempre que nos veíamos.

Él no era muy creyente, pero espero que esté en el cielo junto al único Dios, se llame Iahvé o le digan Alá. Que Said descanse ya en paz en el sueño de la muerte. Le echaré de menos.

Enrique

4 comentarios en “SAID, EL «ILEGAL», HA MUERTO

  1. Jamaâ talib dijo:

    La ilah illa alah … Que la Paz Sra con todos ustedes … No consco a said en persona però despuis de leer su historia narada de esta forma triste se me llenan los ojos de lagrimas … No por ser arab ni muslman però he sentido su soledad y me sabé muy mal lo que pasa en nuestra sociedad … No tenia culpa que no tenga cobertura sanitària però un de los problemes que tenemos d parte de las administracions es la falta de espirito de labor que hoy en dia la majoria de la genet que son muy poca cualficada para hacer trabajos a favor de los demas … Consco gente que trabaja en associacions que trabajan con el colctivo de risc social son inchufados y han trabajado allí por la comodidad de el trabajo .

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  2. ignasi dijo:

    La muerte de Said me ha pillado lejos y por sorpresa, espero que alli donde esté, no lo sé, encuentre lo que no ha encontrado con nosotros. También hoy he recibido la noticia de la muerte de Iqbal. A los dos recordaré siempre.

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  3. Enrique, al leer el titulo me ha dado un vuelco el corazón, y sí, hace tiempo que no lloraba porque a veces tengo que «controlar» emociones, sobre todo para que no me embarguen y me inunden, pero… al leer la noticia se me han saltado las lágrimas.
    Said ahora seguro que está mejor, pero de una cosa estoy segura: se ha ido sin entender este «mundo», se ha llevado de este mundo una imagen cruel y desolada donde tú y algunos más érais su Sol.
    Mi llanto también por impotencia porque aquellos que más tienen no comparten, y aquellos que tenemos ni a veces para el día siguiente, soñamos con que algún día podamos compartir algo con quien realmente quisiera compartir.

    Es como si sintiese no haber podido llegar a tiempo, hay demasiado dolor y dejadez en este «mundo».

    Pediré interiormente por Said para que la imagen de este mundo no le acompañe allí donde esté ahora. Pediré para que Said llegue a su Luz,

    ——–

    «Said, donde quiera que estés, sé que no has ido muy lejos por ahora, porque quienes mueren con la incomprensión, arrastrando los sacrificios de la Cruz y de los insultos y la muerte de Cristo, se van con dolor… Quizás no, Said, quizás no… Quizás ahí en esa otra Puerta hayan estado esperándote seres de Luz que te habrán abrazado para darte la bienvenida.
    Said, quizás tú has elegido poner a prueba a quienes podían haberte ayudado y no lo hicieron. Sé que en el fondo tú has puesto fin a tu propio tiempo, porque, Said, no te gustaba vivir en un «mundo» como éste.
    Dondequiera que estés ahora mi deseo es que sólo te dirijas a la Luz, a tu Luz, que tu Espíritu te guíe y te conforte porque debes estar en Paz.
    Te escibo, porque estoy convencida de que cuando te estoy dirigiendo estas palabras, algo te llegará.
    En la Luz no hay rencor ni sufrimiento, sólo el desapego de nuestro cuerpo físico y de nuestro cansancio.
    Tu vida no ha sido inútil sino que ha sido una Flor hermosa, aunque no te he conocido físicamente, entre tú y yo ya debió haber alguna conexión en algún momento, por eso deseo que de esta «vida» te hayas llevado el perfume hermoso de quien te ha ayudado, porque quien te ha ayudado es quien realmente te ha querido.
    Hasta siempre, hermano.»

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