NUESTRO VIEJO Y QUERIDO JUAN I

Hoy he visto comulgar a un borracho.  Algunos le hubiesen pedido credenciales sobre qué de limpio tuviese el alma. Y no tanto de cuán de roto tuviese su corazón y su vida. A mí, al verlo, se me conmovió el alma y mis ojos se humedecieron de ternura. ¡Bienaventurados los borrachos porque de ellos es el Reino de los Cielos!.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s