Me decía un día Manolo:
- «Porque yo, Enrique, cuando bebía y estaba borracho no me importaba colarme en el Metro. Pero ahora, no. Ahora soy una persona y la gente me respeta y me da vergüenza colarme en el Metro. Antes no. Lo hacía delante de quien fuese.»
Pero otro día me decía Gabriel:
- «Enrique, uno está bien hasta cuando deja de estarlo. Antes pedías perdón, no sabías muy bien por qué, pero lo pedías. Ahora ya sé que uno es así y que vas a volver a caer. Y ya sabes que eso es así. Que uno es como es y ya está. Y admites que las cosas son como son. Y que ahora estás bien hasta que estás mal. …Y lo estarás…»