Yo era novato, como lo sigo siendo ahora después de llevar casi cinco años de calle. Para Manuel yo lo debía saber todo lo que en la calle les sucede y, lo que es peor, lo que sienten. Y así hice este relato:
El otro día conocí a Manuel. Es alto. Ojos verdes, vidriosos.Va a cumplir 55. Como yo, nació en el ‘49.Se deja barba. Y habla a borbotones, con ansia. Como si quisiera echar de sí toda su pena. Como si quisiera echar de sí toda su rabia. Pena y rabia que le quema el alma.En un momento nos contó su vida. ¿Su vida?…En realidad nos contó, con pena, lo que, de su vida, le duele. O tal vez sí nos contó su vida, que, de tanto penar, le falta.
–Pero ¿qué te voy a contar, Enrique, que tú no sepas?…
Me decía mientras hablaba y yo asentía sin saber…Ahora quiere que le vengan a buscar. Que se le lleven a Sabadell. Allí estuvo bien. Fue hace años. Para entonces su mujer se había llevado a sus hijas y él se quedó en la calle, borracho, sin nada… O ¿fue él quien, borracho, se marchó de casa?…
–¿Qué te voy a contar que tú no sepas?…
En Sabadell le curaron, se curó…Desde entonces ha estado sin beber varios años. Todo iba bien. Hasta hace poco…, unos meses… Una tarde, era una tarde especial y quiso celebrarla, buscó una habitación, alquiló una mujer y compró una botella de Güisqui…
–Aunque lo mío, Enrique, es el vino…
Y juntos, los tres, pasaron las horas… y la noche… en aquella habitación…
–Pero, ¿qué te voy a contar que tú no sepas….?
Volvía a repetir.
Cuando despertó, no había ni mujer, ni Güisqui, ni cartera.
Todo lo había perdido.
Y, como hace años, se quedó solo, en la calle, borracho, sin nada…
–Pero, ¿qué te voy a contar que tú no sepas….?
Le invité, mientras hablaba, a un café.
Pero no lo quiso: A él con el vino le basta.
–¡Lo que puede hacer el vino…! El vino me puede… Y, solo, no puedo salir… Por eso quiero que vengan… Que se me lleven. Porque yo, así, no soy nada. Soy una mierda, con perdón… Y aquí estoy…, Enrique…,esperando…
–Pero, ¿qué te voy a contar que tú no sepas…?
Y yo asentía sin saber…Porque Manuel no sabe que yo no sé nada. Que yo no sé lo que es dormir en la calle… Que yo no sé lo que es estar tirado en la acera, borracho, y que nadie me atienda… Que yo no sé lo que es quedarme sin casa, sin mujer y que mis hijos no me quieran.. Que yo no sé cuando ya el vino me pueda…
–¿Qué te voy a contar que tú no sepas…?!
¡Manuel, todo…! ¡Me lo tienes que contar todo, si quieres que te sepa…! Y, si quieres, no me lo cuentas. Seguramente que tienes razón en todo lo que sientes, en todo lo que piensas… Y por eso se te duela la vida… Y por eso se te quema el alma…Pero que conste, Manuel, que yo no sé nada. Porque tú de ti sabes casi todo; pero yo de ti sé casi nada. Sólo sé que, al 0írte contar, a mí se me duele el alma… Y aquí estoy…, Manuel…, escuchando…