Presentación con Albert Om en la Biblioteca Jaume Fuster

Trancribo la referencia que la web del Centre d’Acullida Heura (http://www.centreheura.org/) escribe sobre la presentación que ayer hicimos Laia de Ahumada y yo de nuestros respectivos cuento y libro, con el periodista Albert Om como moderador. Me he permitido su traducción del catalán.
 

Cartell presentació Heura-Arrels.

Una tarde de lluvia y mucha gente atareada por la proximidad de las fiestas de Navidad: compra de regalos, celebraciones… esta realidad visible hizo más evidente aún la realidad invisible de las personas de las que ayer hablaban los libros que se presentaron: «Me llamo Pepe y vivo en la calle » y » Con Cartones por la calle».
El periodista Albert Om comenzó poniendo sobre la mesa un dato desgarrador que no nos podía dejar indiferentes: «Llueve y hay 800 personas que esta noche dormirán en la calle en Barcelona…”
La entrevista se convirtió, desde el primer momento, en una conversación entre los dos autores, que querían compartir y mostrar la realidad de las personas en situación de sin hogar, el público, que fue invitado a participar, y el periodista, que sabía muy bien de qué se hablaba; así les fue acompañando en el proceso de compartir vivencias, reflexiones, siempre desde un profundo respeto hacia estas personas, teniendo cuidado de las palabras que clasifican o que niegan derechos, conscientes todos juntos, como decía en su intervención el Rafa –una persona que duerme en la calle– que cada uno es un mundo y que hay muchas realidades en las personas que se encuentran en esta situación. Las metáforas utilizadas, sean las cuerdas rotas de un violín o de una telaraña, intentaban explicar la situación de estas personas: una rotura profunda, una situación de marginación, que a menudo se hereda, y una injusticia social propiciada por un sistema que genera residuos humanos que se consideran inútiles.
Se habló de la necesidad de visibilizar estas personas, de mirarlas, de entender qué necesitan y qué nos piden, de saber estar a su lado, de acompañar y no salvar, de respetar su tiempo y su espacio, llamarlas por su nombre, de reconocerlas, de evaluar la calidad de la relación y no la cantidad de » salvados «, porque, como dijo la Blanca –la ilustradora del cuento «Me llamo Pep… «–, » este cuento no tiene un final feliz, pero sí real, porque Pep sigue en la calle pero ahora tiene un nombre, se reconoce y estima, porque alguien lo ha reconocido y lo ha querido”. Y a partir de aquí…
¿Cuál es la utopía? «En 2005 ¡Nadie en la calle!” Como reivindica la XAPSLL, pero el voluntario no sólo vive de utopía sino de lucha, de sensibilización y de reivindicación. Y eso es lo que pretenden estos libros.

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