Es normal que a los que nos dedicamos a esto de acompañar y estar con aquellas personas que viven y duermen en la calle, y que allí comen y defecan y ven pasar la vida…, aquellas que nadie quiere ver, las invisibles, las que estorban, y, a veces, apalean mientras beben…, las que no quieren nada, porque así ya les está bien para seguir viviendo…, Sigue leyendo
RELATOS
No había sitio para ellos en la posada
Hace unos meses Hassan fue expulsado del país. Es uno de esos hombres “malos” que no se había adaptado a nuestro sistema. No tenía papeles, no tenía derecho a trabajar, bebía y vivía en la calle… Sigue leyendo
Lo malo es la impotencia
Mientras te da igual y te amparas en el escudo de la indiferencia: “eso no va conmigo”…
Mientras el otro no te importa y no le dejas que entre en tu vida…
Mientras él no significa nada y su dolor deja de dolerte cuando doblas la esquina…Mientras su soledad no te hace sentir tu propia soledad…
Mientras él es “él” y no te implica en el “nosotros”…
Mientras su culpa no es tu culpa y su vida no remueve tu vida…, todo va bien. Sigue leyendo
Solidaridad ¿derecho de los pobres?
Ayer estuve delante del CIE (Centro de Internamiento para Extranjeros) junto a algunos centenares de personas, exigiendo que estos centros se cierren. Los CIE’s son lo más parecido a una cárcel para los que no tienen papeles, pero sin los derechos, las reglamentaciones y controles (ni siquiera los profesionales adecuados) que las cárceles de verdad tienen. Son, sin duda, una de las expresiones visibles de mayor injusticia que una sociedad, que se dice de derecho, mantiene contra el más indefenso: el inmigrante pobre y sin papeles. Sigue leyendo
La enfermedad en la calle
Manuel está mal. Desde hace unas semanas lo vemos mal y él se siente mal.
Por las mañanas, antes, cuando llegábamos, ya estaba en pie en el quicio de lo que fue una puerta y que ahora está tapiada. Allí se esconde, a un lado de la plaza, detrás del macetero que nadie ha vuelto a cuidar. Pero, ahora, en estos días, cuando nos acercamos, Manuel permanece sentado en el último peldaño de la escalera de piedra donde pasó la noche. Su maleta grande, portadora de su casa, no está cerrada: la manta, que protegió su cuerpo del relente de la noche, aún está tirada por el suelo. Sigue leyendo
Espai de Vincles Rosalia Rendu
Hace tiempo que quería hablar de un proyecto sencillo, sin grandes pretensiones y que nació hace unos años en Barcelona. Un proyecto que únicamente pretende crear vínculos con aquellas personas que están durmiendo en la calle y que no son capaces de querer nada: — ¿Para qué? si así ya estoy bien —
Personas sin hogar se agreden
El día 6 de este mes el periódico Ara.cat lo contaba: en Barcelona, en la plaza del Duc de Medinacelli un joven magrebí había sido apuñalado por un compañero suyo y había sido hospitalizado en el hospital del Mar. El artículo termina diciendo: Uno de ellos, que como el resto tampoco quiere enseñar la cara ni decir cómo se llama, sí pide que quede por escrito el problema de fondo que sufren todos y que explica éste y otros enfrentamientos: «No tenemos trabajo». Sigue leyendo
Murió un hombre de la calle
- Este verano, mientras muchos de nosotros hacíamos vacaciones, murió José. Un hombre que hizo de la calle su morada hasta que la muerte se lo llevó.
Apenas nadie se enteró de que había muerto, apenas nadie asistió a su entierro, apenas nadie dejó sus vacaciones para acompañarle en su último adiós. José se fue como vivió: solo.
Durante años, Anna María y Mariona lo habían visitado en aquel hueco de acera de la calle Pelayo que José se había apropiado para vivir.
Ellas, todas las semanas, lo visitaban y hablaban con él. Su compañía creó lazos, lazos que unen sentimientos. Ahora, con su muerte, esos lazos se han roto y han dejado huellas de tristeza y de dolor.
Así nos lo explicaban Anna María y Mariona al resto del Equipo de Calle:
En la Cárcel
Hoy nos han informado que Mohamed está en la cárcel.
Hace unos días unos mossos d’esquadra pidieron a un grupo de magrebíes que se identificasen. Lo hicieron con lo que tenían: algunos, enseñaron el pasaporte, otros, el carnet de identidad de Marruecos, de Argelia…, otros, la tarjeta de sanidad caducada, hubo, incluso, quienes presentaron un carnet identificativo de haber estado en la cárcel, otros,… ¿quién sabe?. Ninguno de los papeles mostrados les reconocía como “legales”, pues apenas nadie del grupo tenía el permiso de residencia. Pero a Mohamed se lo llevaron: estaba en busca y captura. Tenía pendiente una condena por algo que hizo algunos años atrás, le dijeron. Sigue leyendo
Desde la pobreza
Con el tiempo (y con la edad) he descubierto que este trabajo de “hacer la calle” sólo lo puedo entender desde el reconocimiento de mi propia pobreza: yo también estoy solo y necesito del otro para sentirme que soy.
Es la relación con el otro lo que me da motivos para vivir. Es el sentirme querido por el otro, el ser importante para el otro, el ser alguien para alguien, lo que me hace sentirme vivo y por lo que encuentro razones para implicarme en mi propio proyecto de vivir. Es mi pobreza, mi soledad, las que están necesitadas del otro: el otro me hace ser. Sigue leyendo