¿Cuál es el problema? (IX)

Desde hace tiempo Juan José me dice: “Enrique, por las noches tomo varios cafés para estar despierto”.

Jose y Cristina son pareja y tampoco duermen: durante la noche pasean las calles de Barcelona hasta que se hace de día…

Antonio, las noches las pasa en el autobús nocturno con un solo billete de ida y vuelta, hasta que amanece…

Y Mari duerme en el cajero siempre con alguien: una noche alguien entró, la apalearon y quedó con dos costillas rotas… Se llevaron también el billete de cinco euros y algunas monedas más que guardaba…

“A mí lo que realmente me gusta es dormir en la calle -me decía un día Carlos de 59 años-. Lo malo es que, cuando estás bebido, te roban y te pegan. Pero, si no, yo dormiría en la calle”.

A todos les da miedo la noche. Porque ha sido durante la noche que les han robado y les han pegado mientras dormían…

Ver los otros «¿Cuál es su problema?»

4 comentarios en “¿Cuál es el problema? (IX)

  1. A Ruth Rosique:
    A mi me es imposible fantasear y «ponerme» en la piel de nadie. Imaginar cosas no es una realidad, es una ficción.
    Dice Ruth: Por suerte también hay muchos Enriques y Gabrieles que ayudan a hacer un mundo mejor, que siempre es posible!!

    Es de admirar la buena intención de todos los Enriques y Gabrieles, pero aunque ayuden a esas personas no por ello ayudan a hacer «un mundo mejor». Eso es imposible porque el mundo siempre es el que es…No me entra eso en la cabeza… Desde un punto de vista incluso religioso: ¿Podría alguien transformar la «creación» hecha por Dios? ¿Rectificáis la «obra divina»? ¿No se encargaba de esa imperfección la redención? ¿Acaso los nuevos redentores no son unos luteranos que creen que con el comportamiento propio pueden incidir en los designios divinos? ¿No crees que el mundo es demasiado grande para que pueda ser «cambiado» por nadie? Los Enriques y Gabrieles pueden lograr cambiarse a sí mismos, e incluso dar de comer al hambriento…, pero eso no es «cambiar el mundo». El ser del mundo, hasta en sus supuestas «imperfecciones» es perfecto, porque es. Tambien la miseria y la muerte, el hambre y el dolor son parte idénticamente igual a cualquier otra parte de este mundo, el mismo defecto es mundano. Lo otro son ensoñaciones. Adiós.

    Me gusta

  2. Ruth Rosique dijo:

    ¿Sabéis cuál es el verdadero problema? que no sabemos ponernos por unos segundos en la piel del que tenemos delante. Si cuando encontramos una de las muchas PERSONAS que duermen en la calle, nos detuviéramos un momento e intentáramos ponernos en su lugar e imaginar qué es lo que les ha podido llevar a esa situación, seguramente que descubriríamos a aquella PERSONA con corazón, con sentimientos, con miedos, con sueños,….que hay dentro de cada una de las personas que poblamos este planeta. No hace falta tenerles lástima, simplemente el respeto que se merecen cómo personas que son, que es el mismo respeto que a todos nos gusta que nos profesen.
    Por suerte también hay muchos Enriques y Gabrieles que ayudan a hacer un mundo mejor, que siempre es posible!!

    Me gusta

  3. Es una pena que haya personas, por llamarlas de alguna forma educada, que hagan esas barbaridades con gente que vive en la calle. No tiene nombre hacer esas cosas porque en cualquier momento esas personas podrían estar en su lugar. Yo escribi un poema dedicado al miedo de estas personas, los sin techo, porque el miedo lo tienen ellos.
    Espero que la gente se conciencie de que todos podemos estar en el cajero, en la calle….

    DUENDES DE LA CIUDAD
    Duendes diurnos y nocturnos de la ciudad,
    amigos eternos de cartones abandonados,
    buscadores de cobijo, calor,
    en cajeros de gigantes usureros,
    en bancos barnizados en parques inquietos.
    en noches de frio, soledad y tristeza..
    La amargura alcoholizada
    delata a ese caballero errante,
    de pobreza gigante, de miserias compartidas,
    que con vino y cerveza huye despavorido
    de la realidad de la vida,
    de espectadores en sesiones gratuitas,
    hacía sus guaridas de papel-cartón
    Aparecen las noches oscuras, desiertas
    vigilantes ellos, en vilo, de calles, de ruidos,
    de sombras inesperadas, de demonios
    perturbados, sin conciencia,
    nunca se sabe….. noches de ruletas rusas,
    apostando el destino sin licencia.
    Aparece de repente el miedo,
    esa presencia nocturna e inoportuna,
    apoderándose sin permiso del alma,
    le recuerda la hambruna, la desidia,
    le roba el valor y la sinrazón,
    le recuerda esa su única condición
    de desheredado, repudiado.
    Expectantes, ante visititas inesperadas,
    de malditos verdugos nocturnos,
    vigilando las iras de esos cretinos que te queman,
    te incineran vivos, sin motivo ni razón.
    Aparecen de repente, carroñeros sonrientes
    le roban la única vida, la huérfana dignidad,
    se ríen irreverentes de esos duendes de ciudad
    y huyen dejando las huellas de la crueldad,
    los vejan, queman, maltratan sin piedad,
    sin saber que mañana los verdugos nocturnos,
    se convierten sin querer, en duendes de esa ciudad.
    Un fina línea los separa, de esa realidad,
    hoy verdugo carroñero, mañana….duende de la ciudad.

    Me gusta

Deja un comentario