Conocimos a Antonio y Esperanza. Volvían a estar en la calle.
Habían llevado un tiempo viviendo en Can Planas (Residencia del Ayuntamiento temporal para personas en situación de calle), pero debió de pasar algo y les echaron:
“Nos portamos mal. Volvimos a beber”.
S
e quedaron sin alojamiento, sin comida y les quitaron la PIRMI (Programa interdepartamental Renta Mínima de Inserción, unos 400€ al mes). Sigue leyendo
Premios 20 minutos y Madrid
Hoy debería hablar de premios: el día 24 de abril, el periódico 20 Minutos le otorgaba a Con Cartones por la Calle el premio al mejor blog solidario. Sigue leyendo
No quiero olvidar tu nombre

No quiero olvidar tu nombre,
ni dejarlo escrito en un papel
para que nadie —entre tantos— lo encuentre. Sigue leyendo
Los hilos rotos… el fracaso
Si echásemos a Dios la culpa
de todo lo que el hombre no queremos o no podemos hacer,
estaríamos hablando de Fracaso de Dios.
Y aquí el único que fracasa es el hombre.
Lo bueno de Dios es que nunca nos deja solos, porque cree en nosotros.
El verdadero fracaso de Dios se daría
si nos dejase tirados, porque hubiese perdido la esperanza.
Me dijeron: “Enrique, hemos de admitirlo, hemos fracasado. En el caso de Jacinto no podemos hacer más, él no nos deja hacer más, somos limitados y no podemos arriesgar a que nos haga más daño, ni a nosotros ni a las personas que atendemos.” Sigue leyendo
EL DÍA DE LA MUJER
Mi compañera del Equipo de Calle, Anna María, compartió un texto que escribió ayer con motivo del día de la mujer trabajadora. Le pedí permiso para colgarlo en el blog y aquí está. Me he permitido traducirlo del catalán y espero haber sido fiel al original.
Ayer fue el día de la mujer trabajadora .
Porque el día de la mujer trabajadora ? . No podía ser el día de la mujer ? Y me pregunto , hay un día de la mujer ? , Como es un día del padre , de la madre, de los enamorados , del sida ? Y los 364 días restantes no se debe pensar en ellos o ellas ? Sigue leyendo
Porque no quiero molestar
Allí está. En la plaza. Como un mobiliario urbano más. Como el árbol; como el banco; como la fuente; como el cajero de una oficina de ahorros; o como la iglesia en la plaza Mayor de cualquier pueblo…
Antonio siempre está allí; apoyado en la pared de lo que fue una antigua puerta, hoy tapiada. Y, junto a él, su maleta grande llena de su casa: alguna manta, un saco de dormir, una estera que le aísla del frío… y, seguramente también, ropa limpia que le dan para cambiarse. O, a lo peor, ni eso…
Allí, sujetando la pared, se pasa el día. Alguien que se cruza le da unas monedas; otros le traen un café y hay también quien le lleva la comida; incluso hay personas que se acercan sólo para conversar con él y compartir unas cervezas… Sigue leyendo
Ceuta
Uno, ante algunas cosas, no se puede callar. La hipocresía, la desfachatez y la mentira con que nuestros representantes políticos nos tratan al pueblo soberano no debe quedar en saco roto. Hay que denunciarlas en alta voz. No puede ser de recibo que cada vez más se vayan recortando todos los derechos, comenzando por los que más lo necesitan y que suele coincidir con los que menos tienen. Sigue leyendo
¿Cuál es el problema? (X)
- Un día alguien le preguntaba a una de las personas que viven en la calle:
– Gabriel, ¿a vosotros cuáles son las películas que os gustan?
Gabriel con toda naturalidad, oí que contestaba:
– Las mismas que a vosotros.
Martes, 14 de enero de 2014
JORDI
A Jordi le conocemos desde el año 2007 dormido en un banco de los jardines de la Sagrada Familia. En aquel momento necesitamos tres martes para acercarnos y saludarle. Y ese mismo día nos dijo que llevaba ya tres años viviendo en la calle.
Yo prefiero acompañar
No todo el mundo entiende lo que significa acompañar, estar con la otra persona, respetar su proceso, escuchar, perder el tiempo día tras día: ¿para qué?
Nuestra sociedad entiende de cifras: de personas atendidas, de personas salvadas y de cuántas han salido de la calle.
Es más fácil atender que acompañar. Es más fácil y supuestamente más rentable: sólo se requiere dinero para el que se deja ayudar porque no quiere seguir en la calle. Acompañar es más costoso, porque requiere tiempo, mucho tiempo y no sabes a priori cuál va ser el final, aunque sí tienes la seguridad que va ser beneficioso para la persona con la que estás y también, sin tú pretenderlo, para ti mismo.
Acompañar sólo sirve para aquella persona que está sola y siente su soledad tan adentro que le estorbamos casi todos los demás.





