¿Y sigue en la calle?
Hay heridas que sólo uno mismo puede curarse.
La calle, pensamos, es su herida que hay que curar.
Pero la calle no es la herida, ni el alcohol, ni su mal olor…
La herida él sólo la sabe.
Es su herida que yo no conozco y que sólo él sabrá curarse.
Pero la calle no es su herida.