PEQUEÑOS MILAGROS DE LA RELACIÓN

A Ángel le conocemos desde hace bastantes años (al menos 7).
Durante algún tiempo, Arrels incluso le ayudó a tener en donde dormir y en donde comer.
Luego, de pronto,  desapareció.
Le localizamos. Nos enteramos que dormía en Montjuic.
Volvió a venir a ducharse algunos martes y, sobre todo, el equipo de calle seguía en contacto con él.
Hace dos meses apareció en Riereta mal, muy mal.
“¡Ayudadme!”.
Enseguida se le acompañó a urgencias desde donde le trasladaron al Hospital del Mar. Entró en la U.C.I.
Puri fue un día a visitarlo y, hablando con él, le comentó: “¡Qué bien que viniste a Arrels!” A lo que Ángel respondió: “¿Y a dónde iba a ir?”.
Este es el fruto del acompañar, del afecto, de la confianza, de la espera. Son los pequeños milagros de la relación.

La semana pasada murió en el Hospital.
Isabel, la coordinadora del equipo de Hospitales de Arrels nos decía:
«En momentos así, uno se da cuenta del privilegio de nuestro país. La atención  por parte de todos los médicos y enfermeras de la U.C.I. del Mar ha sido fantástica. Han luchado hasta el final como para cualquier otro paciente.
No es un comentario porque sí. Esto en otros paises y muy avanzados no pasa.
Vale la pena pagar impuestos, si, entre otras cosas, sirven para esto.»

Enrique

4 comentarios en “PEQUEÑOS MILAGROS DE LA RELACIÓN

  1. Hola Enrique, gracias…y si algún día pasas o estas por allí me puedes mandar un correo y nos vemos. Yo los sábados y domingos me voy a caminar por el parque, subo toda la montaña es una forma de relajarme y entrenarme para hacer este verano el Camino de Santiago. Graciasss y un besooo Marian

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  2. Marian, esa plaza del Nen de la Rutlla está en mi zona de «paseo» y desde hace unos meses conocemos al menos a una de esas personas que tú ves todos los días, aunque llevamos dos semanas que no le vemos. Pero ahí estamos. Me ha hecho mucha ilusión tu comentario.

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  3. Gracias Enrique por todas esas historias que espero hagan mella en las personas que las leen, y empiecen a comprender, a ser más humanas y no despreciar a esas personas que viven en la calle, como lo he visto yo en el mi barrio, en la plaza del Nen de la Rutllà. Allí viven cada día varios de ellos, la gente los critica, los aborrece, les llaman «mala gente»….bueno, me gustaría a ver a esos que hablan así en su situación.
    Este día que nevo, que ha echo tanto frió, los veía en el cajero, o sentados en la puerta de la Caixa helados, las manos y la cara morados, yo me sentía fatal, de no poder hacer nada por ellos. Ojala muchas personas tuvieran esa célula de la caridad y de la empatía. Gracias y un saludo muy cordial Enrique.

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  4. rosi dijo:

    Ha sido fantástico publicar esta noticia a facebook. Contribuirá mucho más a su difusión.
    La vida de estas PERSONAS tiene mucho valor… aunque mucha gente no quiera reconocerlo.

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