CUANDO LA NOTICIA NO PUEDE ESPERAR

El lunes salió mi nombre en los «papeles».
El martes anterior un periodista me estuvo intentando localizar durante toda la tarde. Al final y mientras regresaba a casa lo consiguió.
Cinco minutos. Fue una conversación de teléfono móvil de cinco minutos.
El periodista había hablado ya con expertos en el tema y había constatado que la gente que vive en la calle vive insegura: La roban, la pegan… y además nadie atiende sus denuncias cuando las hacen y si es que las hacen.
A mí me había llamado porque quería también participar de mi experiencia en este mundo de la exclusión.

Pero la noticia tenía que salir ya; no podía demorarse. (Como si la violencia que padecen los excluidos fuera cosa de hoy y mañana ya no existiera…)

Ni siquiera quedamos para hablar otro día. En todo caso más adelante y siempre que, por cualquier circunstancia imprevista, el reportaje no saliese el lunes.

Es bueno que los periódicos hablen y que denuncien la exclusión.

Pero la calle es dura los trescientos sesenta y cinco días del año.
Y no la hace dura ni el hambre, ni posiblemente el frío.
Se la hacemos dura, en muchos de los casos, los demás.
Y no sólo los que les roban o les pegan, sino que también se la hace nuestra indiferencia, nuestro rechazo, nuestras puertas cerradas (que decía el otro día Gabriel en «Sin Papeles«), nuestra incomprensión… y también nuestra falta de apuesta por apoyar políticas que inviertan decididamente y de manera continuada por lo social, aunque ello nos signifique hasta perder prebendas a nuestra situación «benestant». Incluso, en algunas ocasiones, se la hacemos dura con nuestra actitud compasiva que los mira como niños pequeños a los que hay que educar porque ellos «no saben de la vida».

No. La exclusión no es una noticia de última hora que mañana no estará.

Me enteré que yo salía en «los papeles» al mediodía.
A esa hora alguien me llamó por teléfono y me preguntó si yo era el que era: Había visto mi nombre en el periódico en un reportaje sobre indigentes… -«personas que están en situación de sin hogar», le corregí- y quería hablar conmigo.

¿Y tú quién eres?, me preguntó.
No sabía quién era yo, pero me había localizado por las páginas blancas.
Soy voluntario de Arrels, le dije.

¿Y tú quién eres?, pregunté yo.
Era la tele, se identificó.
Quería hacer un reportaje sobre la violencia en los… ¿cómo dijiste?… personas que están en situación… ¡ah, sí!, pues eso…; pero corre prisa. Hay que sacar la noticia lo antes posible. Y si tú quieres colaborar…

De pronto la noticia del «indigente» que busca sitio seguro para dormir se hace urgente que la gente lo sepa.

Otra vez las prisas. Como si a partir de «ayer» la violencia del que duerme en la calle ya no existirá y ya no habrá noticia que dar.

Nos tienen acostumbrados: Para esta sociedad sólo existes si sales en los medios. Si no sales, ya no existes. Y por ello hay que aprovechar el momento para salir en la foto.
Ocurre también con otras desgracias: Nos damos cuenta de la pobreza cuando aparece un Tsunami y la información nos desborda.
Luego, ya no es. La pobreza deja de existir… menos para aquellos que la siguen sufriendo.
Y los excluidos, los que están en situación de sin hogar, lo están todos los días y todos los días han de luchar y protegerse de sus miedos y de la agresión y del robo y de la indiferencia y del rechazo y del desamor…

Y, a veces, a nuestros medios de comunicación (a todos juntos y a la vez) les entran las prisas para hablar y sacar del silencio a los invisibles de nuestras ciudades, a aquellos que por no tener no tienen ni cara para nuestros ojos.

¿Denunciar…?, ¿ellos…?, ¿los sin rostro…? ¡¿Y quién hará caso a alguien que casi no es y encima estorba?!

Pero, así las cosas y dado lo que tenemos, no está mal que de vez en cuando la sociedad hable de ellos.

P.D.:
Por cierto: Las prisas de la tele y la prudencia con que Arrels intenta tratar este tema, hicieron que no hayamos sabido más de esta persona que me llamó.
En esta ocasión ¡no saldremos en la tele!
Desconozco si ha salido la noticia.

Enrique

2 comentarios en “CUANDO LA NOTICIA NO PUEDE ESPERAR

  1. Hola Enrique, quería dejarte un mensaje en el último post, pero sala una cosa de box….y no me deja poner el comentario, así que te lo dejó aquí. Bueno tienes razón a mi no hay cosa que me reviente más que le digas a alguien…»Tengo un dolor de..» y te contesté ..»Huyyy!! pues yo más, yo tengo uno que …» eso me pone mala. Así que comprendo la incomprensión vuestra.
    Y por otro lado es verdad, solo les interesa a la prensa las prisas del momento, la noticia, el escándalo, les importa poco el problema real, lo único que tienen en mente es la audiencia y ganar y ganar espectadores, a costa de lo que sea. Te mando mi saludo cordial. Marola. Besosss

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