Gabriel también vino a la Ruca y hoy nos cuenta la anécdota del «Gamusino».
¿No sabéis qué es un «Gamusino»…?!
Es curiosa la forma de interpretar la salida de 6 días -excursión larga, vacaciones o como quieran llamarla- de personas con un denominador común: intentar pasar ese tiempo lo más tranquilo y relajado posible.
Están los que miran que esa tranquilidad no se rompa dentro de lo posible y los que van porque, unos: «si hay que ir se va» y otros: «vamos a ver a dónde nos llevan» o «a dónde vamos esta vez».
Dentro de lo que se puede hacer en esos días, concretamente por la noche, es ir en busca del «Gamusino». Una especie de unicornio enano que suele encontrarse cuando uno deja de ver las estrellas o bien cuando dejan de mirar a las vacas que pacientemente aguantan la presencia de extraños.
Nada obliga a adentrarse en los bosques en busca de los mágicos Gamusinos que delatan con su luz la mítica presencia para los que dicen que existen.
Y, mientras dura esa aventura, otros pueden estar durmiendo jugando al parchís o mirando a las musarañas, deporte muy extendido y en estudio para agregarlo como prueba olímpica.
Se vuelve la osada expedición sin haber capturado ningún despistado Gamusino; aunque algún intrépido asegura haber visto de reojo algún raro destello de algo brillante que se movía.
Todo está como lo dejaron. La noche arropa a quien duerme o lo intenta. Quedan las conversaciones nocturnas.
Mañana un día más o uno menos: la botella está siempre igual, a la mitad.
Gabriel