¡Hoy he jugado a la brisca y he ganado!.
C. me ha retado y no sabía con quien se las jugaba.
«La Pensión Calatrava» sigue funcionando, y sus inquilinos siguen espectantes, pero la vida continúa. Cuando hemos llegado, había organizada una timba de cartas. Puri y yo observábamos. Cuando han terminado, C. me ha hecho sentar y entre los dos hemos jugado una partida, mano a mano. Yo no me dejo ganar, aunque no me preocupa perder. No sé si a C. le ha gustado demasiado, pero nos hemos despedido con un fuerte apretón de manos y sin rencores.
Buenas Enrique,
Vivo muy cerca del puente (a partir de ahora “la casa”) y hace unos meses, después de ver el video, en tu blog, fui a visitarl@s.
Era una casa grande…, muy grande!!!. Me paré en las escaleras y miré desde arriba sabiendo que a nadie nos gusta que invadan nuestra intimidad. Simplemente tenía necesidad de saber que estaba ocurriendo a unos pocos metros de mi casa.
Bueno…, pues eso, que había otra casa debajo de un puente, cerca de mi casa, con muchas historias dentro. No las justificaré pero sobretodo no las criticaré porque no sé que ha llevado a esas personas a construir sus casas debajo de un puente cerca a mi casa.
Y cuando digo casa me refiero a una casa, porque había un señor que traía el agua en garrafas (como hacía yo con mi tio cuando iba al pueblo e íbamos a buscar el agua a la fuente) y también había camas con su somier y su colchón, 5 o 6, y recuerdo a un señor mayor cubriendo a la que debía ser su mujer mayor con las sábanas y una manta. Y había lumbre (candela) y sofás alrededor y gente hablando amigablemente…. Y había departamentos con personas durmiendo dentro. Todo rodeado del verde de las hierbas y un jardín (explanada) tan grande como el de la “casa de nuestros sueños”.
Sueños rotos por el tren del momento. El real y el imaginario: el que no llega nunca o el que cuando tú has llegado…, ya se ha ido.
Hoy he estado en “la casa” precintada por cintas de la policía,…ya no hay casa!!!.
“Solo queda una explanada con cuatro INDIGENTES BORRACHOS (ellos se lo han buscado porque no quieren trabajar) alrededor del fuego, un fuego que podría quemar mi casa, mi vida… TENGO MIEDO”.
Cuando nos íbamos para casa, mi hija Candela de 6 años me ha dicho en catalán: “te acuerdas papá, debajo de este puente viven las personas pobres que no tienen casa”.
Gracias, Candela, por recordarme que simplemente son personas “pobres” que no tienen casa. Te quiero.
Txuso
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