Un amigo me llamó. Era viernes.
Me contó el problema:
Dos jóvenes subsaharianos, de esos que vienen a España en cayuco y que sobreviven al mar, habían llamado a su puerta y no sabía qué hacer con ellos, dónde meterlos, en dónde darles cobijo.
España les salva la vida, pero no se cuida de sus vidas.
¿Cómo han de vivir?; ¿dónde han de comer?; ¡tendrán necesidad de dormir!
España no les dejó morir, pero no le importa ni si viven, ni cómo vivan:
¡Son ilegales y no tienen derechos!
Resulta que en una parte del mundo hay personas para las que el vivir ¡es ilegal!.
Claro que, para serlo, es preciso que se den tres requisitos.
A saber:
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Ser persona pobre.
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Salir de un país pobre.
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Y pretender instalarse en un país rico.
Si eres rico, ni tan siquiera hace falta que seas persona: Hay animales que llegan a los países ricos y, aun sin papeles, viven la mar de bien en el mundo de los ricos.
Enrique, tú tienes experiencia, ¿qué se puede hacer?
Y me doy cuenta de que no tengo soluciones, de que no hay soluciones:
Arrels no les dará techo y la Administración no atiende a los «sin papeles». Los albergues no están para ellos.
Mi amigo lo confirma:
Estuvieron en el de la Zona Franca, pero no había sitio…
No, amigo mío, son «sin papeles» y lo que no había eran derechos.
En Arrels les daremos ducha y ropa limpia, pero hoy es viernes y santo y está cerrado y mañana también estará cerrado y, luego, el domingo no se abre por ser resurrección y el lunes, ya sabes, en Cataluña es fiesta, la pascua de resurrección…
No sé, ¿quizás Cáritas?… Pero también es viernes y santo y luego vienen los días de resurrección…
Me quedé triste y dolido pensando en tantos subsaharianos que mal-viven por nuestras ciudades y que apenas podemos atenderles…
Para ellos, pensé, todos los días son viernes santos, en donde los crucificados son ellos y en cada una de sus cruces pende un letrero que dice:
«SIN PAPELES, CRUCIFICADO POR ILEGAL»
Nos queda, eso sí, forjar entre todos la esperanza que hace ya dos mil años el «otro crucificado» prometió. Visto lo visto, eso nos llevará tiempo…, pero ¡ahí estamos, atizando el fuego!
Con cartones por la calle 
Kid labor and poverty are inevitably obliged together and if you continue to use the labor of children as the treatment pro the collective complaint of poverty, you will suffer with both poverty and descendant labor to the d‚nouement of time.
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Como bien dices, hay animales tratados con verdadero cariño, comen comida de humanos, les compran ropa, joyas, y algunos hasta los llevan al psicólogo…..es verdaderamente penoso que existan sociedades en las que las personas son simples números, simples estadisticas para contabilizarlas a la hora de pagar impuestos, de controlar tu vida en todos los aspectos etc. y que esos olvidados se mueran en las calles. Besosss Marian
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