PROYECTO SOSTRE

Conocí SOSTRE.
Nos invitaron para hablar con ellos. El tema era: «Los Conflictos».
Fuimos Bob, Paco y yo de Arrels.
Me encantó ir. Se estableció enseguida una confiada relación con los voluntarios que asistieron, seguramente más de cuarenta, casi todos jóvenes, apenas alguno pasaría de los cincuenta.
Antes de la reunión, Montse, la que da la cara y coordina el proyecto, nos había contado cómo funcionaba y nos enseñó las instalaciones.

SOSTRE da cobijo cada noche a 6 personas, siempre las mismas mientras ellas quieran estar. Sigue leyendo

HAY MIRADAS QUE MIRAN COMO DIOS

El primer día que le vió, bajaba la calle rebuscando en las papeleras.
Era un hombre mayor que andaba a pasitos cortos e imprecisos.
Su barba blanca y larga le confiere el aspecto bonachón de un hombre afable y perdido.
Al cabo de unos días, Marta le volvió a ver por segunda vez.
Aquel hombre, al que había visto rebuscando en las papeleras, ahora estaba sentado en un banco del parque, que ya nunca abandonaría, convirtiéndolo en su casa al mismo tiempo que en escaparate de sus miserias y de las miserias que esta sociedad esparce. Sigue leyendo

PEQUEÑOS MILAGROS DE LA RELACIÓN

A Ángel le conocemos desde hace bastantes años (al menos 7).
Durante algún tiempo, Arrels incluso le ayudó a tener en donde dormir y en donde comer.
Luego, de pronto,  desapareció.
Le localizamos. Nos enteramos que dormía en Montjuic.
Volvió a venir a ducharse algunos martes y, sobre todo, el equipo de calle seguía en contacto con él.
Hace dos meses apareció en Riereta mal, muy mal.
“¡Ayudadme!”.
Enseguida se le acompañó a urgencias desde donde le trasladaron al Hospital del Mar. Entró en la U.C.I.
Puri fue un día a visitarlo y, hablando con él, le comentó: “¡Qué bien que viniste a Arrels!” A lo que Ángel respondió: “¿Y a dónde iba a ir?”.
Este es el fruto del acompañar, del afecto, de la confianza, de la espera. Son los pequeños milagros de la relación.

La semana pasada murió en el Hospital.
Isabel, la coordinadora del equipo de Hospitales de Arrels nos decía:
«En momentos así, uno se da cuenta del privilegio de nuestro país. La atención  por parte de todos los médicos y enfermeras de la U.C.I. del Mar ha sido fantástica. Han luchado hasta el final como para cualquier otro paciente.
No es un comentario porque sí. Esto en otros paises y muy avanzados no pasa.
Vale la pena pagar impuestos, si, entre otras cosas, sirven para esto.»

Enrique

EL EFECTO LLAMADA

Aprovecharemos que éste es
el Año Europeo de la lucha contra la Pobreza
y la Exclusión Social,
para ir echando nuestra leña al fuego.

«El Efecto Llamada»…
Cuántas veces hemos oído la frase.
Es el argumento definitivo, el último para convencernos de que están en peligro nuestros propios privilegios.
Aquí ya sí hay habichuelas a repartir. Y, cuantos más seamos en el reparto, a menos habichuelas tocaremos por persona. La lógica parece irrefutable. Somos más y a menos tocamos. (¡Como si el reparto siempre fuese equitativo!).

El argumento también se utiliza en la exclusión:
Barcelona se llenaría de gente sin techo y de “sin papeles”, si levantamos la mano y mejoramos los recursos y la atención: Seríamos un oasis en medio de tanto desierto, nos dicen.
Y siguen llevando razón.
¿Sus derechos frente a los nuestros? No hay color. La cuerda siempre se rompe por el más débil. Cuando chocan derechos, siempre prevalecen los nuestros, los que tenemos la sartén por el mango.
Y es normal, “los otros”… son advenedizos. Y hasta lo puedo comprender…

Pero lo que a mí me pasa es que, cuando paseo las calles y me fijo, me encuentro con que aquel que está en el banco, con bolsas, sucio, sin nada que hacer, es Amir y yo le conozco y él me conoce a mí. Y aunque vive y se mueve en la indignidad de la calle, es persona que tiene una historia, una vida, una esperanza…
Pero resulta que, porque no tiene “papeles”, me dicen que no tiene derecho a ser. Y le llamamos “ilegal”, ¡como si alguna persona pudiese tener ese atributo por el hecho de nacer!
No sé si mi acercamiento, si mi reclamar derechos para Amir, si el exigir darle asistencia social y seguimiento como al resto de los mortales, estará, estaremos provocando el “efecto llamada”.
No lo sé, a lo peor sí, pero ¿qué hago?, ¿qué hacemos con Amir?
Puedo y comprendo al político de turno… Sé, conozco personalmente a personas (buenas y honradas), con responsabilidades políticas en este campo de la acción social y entiendo de sus propias contradicciones que le generan lo que serían sus deseos y su propia limitación de intereses y preferencias partidista, presupuestarias o de acción. Siempre hay alguien más arriba que impide realizar lo que al final terminan por convertirlo en utopía.
Lo siento; yo entiendo, pero que nadie me pida entrar en su juego.
Que no me quieran utilizar ni utilicen a Amir y su vulnerabilidad como chivo expiatorio de las incoherencias del sistema.
Que nadie me pida que no atienda a Amir, ni a tantos otros que su única culpa es no tener los “papeles” que les imponemos los demás, nosotros, los ricos.
Mientras  haya un Amir, habrá que seguir exigiendo justicia y atención en la igualdad.
Y si eso genera que vengan más, tendremos que reclamar soluciones globales que no beneficien a los de siempre, ni provoquen el dolor y la miseria en los otros, también los de siempre.
¿Demagogo? ¿Utópico? No lo sé. Lo único que puedo decir es que yo, cuando paseo las calles y me fijo, me encuentro con Amir y con tantos otros que su única culpa es no tener los papeles que, a nosotros, los ricos, no nos lo piden en su país, aunque vayamos en plan de multinacional a esquilmar sus riquezas o en forma de ejército de “paz” para salvarlos hipócritamente ¿de…?

Enrique Richard

‘Famosos y mendigos’, una iniciativa lamentable

Recojo y me hago eco del manifiesto que Olga ha colgado en su blog Desde la Calle:

«Queremos hacer público nuestro profundo malestar ante la iniciativa anunciada por la cadena Antena 3 Televisión de iniciar la emisión en breve del programa Famosos y mendigos.

Nos parece lamentable que se utilice la dramática realidad de las personas sin techo para producir un docu-reality con la colaboración de un reparto de personajes públicos que acceden a convertirse por unos días en personas sin hogar sin otra finalidad que ofrecer a la audiencia un producto orientado exclusivamente, una vez más, a convertir en espectáculo la realidad de la exclusión social.

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MURIÓ UN DÍA DE DICIEMBRE EN LA CALLE

Un día de este mes de diciembre de 2009, murió en la calle un hombre que vivía en la calle.
Apenas nadie se hizo eco de la noticia.
Hasta aquí todo normal. La muerte de un hombre solo en la calle ya hace tiempo que dejó de ser noticia en una gran ciudad como es Barcelona.
Lo grave en este caso es que este hombre no debería haber muerto en la calle.

Javier, digamos que éste era su nombre, sufría la enfermedad de Corea de Huntington, también conocida como “Baile de San Vito”. Es una enfermedad neurodegenerativa y que conduce inevitablemente a la muerte.
Todos lo sabíamos, pero Javier estaba en la calle.

Puri y yo le vimos por primera vez en febrero del 2009, aunque ¡vaya usted a saber desde cuando Javier paseaba las calles!…

Todos hicimos lo que teníamos que hacer.

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22 DE NOVIEMBRE: DÍA DE LOS SIN TECHO. «LOS LUNES AL SOL»

Cada año, en Noviembre, se celebra el día de los que viven en situación de calle. Os adjunto la campaña de Cáritas y un MANIFIESTO que ha lanzado  VOCES CONTRA LA EXCLUSIÓN de Sevilla.
Desde hace algunas semanas que voy constatando en el día a día lo que hace meses ya anunciábamos y nos temíamos que pasaría a causa de esta crisis: YA HAY MÁS GENTE QUE DUERME EN LA CALLE. Y son personas que aún no están deterioradas. Son trabajadores y trabajadoras que han sido expulsadas del mundo laboral y que, sin trabajo, agotado el desempleo, sin dinero, los amigos también les han dado la espalda, solos, ya están en la calle.
Los he llamado «LOS LUNES AL SOL», pero los protagonistas de la película, al contrario de los que ahora os presento, aún mantenían sus casas…

LOS LUNES AL SOL

– ¿Pero ya te vas?
Era Óscar. Durante más de veinte minutos nos había contado sus desgracias y alguna cosa de su vida.
Le parecía poco.
Él seguramente esperaba algo más de nosotros. Algún movimiento por nuestra parte, alguna palabra que le hubiese abierto a la esperanza.
Óscar es colombiano. Vino a Barcelona hace ocho años. Le dieron trabajo y tuvo “papeles”. Luego marchó a Madrid y allí siguió trabajando.

–          ¡Eso era trabajar! Había días que tenía que renunciar a trabajos que me ofrecían. No daba abasto…

Óscar es joven y fuerte.

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MURIÓ “EL SEVILLA”, UN INDIGENTE

Agradecimiento y admiración
para todos los profesionales y voluntarios
del Ayuntamiento de Barcelona ,
de la Llar Pere Barnés y del Centre Obert d’Arrels
que en algún momento de la vida del ‘Sevilla’
le dedicaron su tiempo y su cariño
y que él siempre valoró.

El-sevilla

Ha pasado algo más de un año y aún lo recuerdo con dolor.
‘El Sevilla’ era hombre de calle.
Llevaba años, muchos años, en la calle y, otros muchos, debajo del puente de Calatrava. De hecho, según nos contaron, fue su primer inquilino, luego, vinieron y se fueron otros.

Le conocían todos los que en algún momento de sus vidas habían estado en la calle y todos le respetaban:

– Yo siempre pido las cosas con educación y con respeto y por eso a mí me respetan también -solía decir.

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Una indigente de 58 años logra un año de alojamiento gratuito

El Blog Desde La Calle se ha hecho eco de la noticia: «Un año de alojamiento gratuito. Este es el premio que ganó el pasado fin de semana Thérèse Van Belle, galardonada como la primera y, seguramente, última miss sin techo de Bélgica, de un concurso entre indigentes. La condición para poder participar en el concurso era demostrar una firme determinación de querer abandonar la vida en la intemperie y reintegrarse en la sociedad.»
Olga, autora del blog referenciado, pide comentarios.

¿Regalos o derechos?
Al hilo de esta forma de repartir, se me ocurre perfeccionar y globalizar estos certámenes, mejorándolos y extendiendo sus beneficios a más gente menesterosa que, mire usted por donde, las están pasando magras por esos mundos de Dios.

A saber:

Primero se contratarían decenas de “mercedes milás” (si no cientos o miles, en función del presupuesto que se obtenga proveniente de las piadosas donaciones recogidas y destinadas para menesterosos y otras gentes de mal vivir) para que fuesen presentadoras de tantos concursos, tipos «Gran Hermano de la precariedad», como mercedes milás se contraten.

Luego elegiríamos los grupos y haríamos los castings de rigor.

Por ejemplo: Gente que vive en la calle en Barcelona, en Madrid, en Buenos Aires (ciudad de mi buen amigo Horacio)…,  y en otras muchas capitales importantes.
Les llamaríamos los «Gran Hermano de los Mendigos o de los indigentes o de los sin techo».

Imagen6
Después nos iríamos a África, a los poblados más mugrientos y con los niños más desnutridos por el hambre que encontremos (que eso «hace audiencia»).
Serían… Los «Gran Hermano de los niños que pasan hambre»
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“VOSOTROS NO SABÉIS QUÉ ES NO PODER SONREIR”

Nuestras respuestas

No se tienen las respuestas.
Y cuando crees que las tienes, se desmoronan ante la realidad del otro.
El otro, aquel al que tú pretendes ayudar, no quiere tus respuestas, no le sirven.
Él sólo quiere lo que todo el mundo queremos: SER FELIZ.
Y, para conseguirlo, él hace lo que todo el mundo hacemos: Buscar sus propias respuestas.
Y lo tiene “crudo” en su situación.
Los medios de que dispone son tan pocos y con frecuencia tan miserables, que será difícil que las encuentre; pero él, a su manera, las sigue buscando.
Y, a veces, también, se lo complicamos nosotros, queriéndole convencer que nosotros sí tenemos respuestas para que él sea feliz.
¡Ilusos…!. ¡Si ni siquiera nosotros sabemos ser felices en nuestra abundancia…!
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